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LAS CALIFICACIONES DE MIS HIJOS ¿ME EVALÚAN COMO PADRE? Ahora que han terminado las clases, muchos niños han recibido sus calificaciones y existen padres que sienten que también dichas notas evalúan su desempeño como papás. Por ello resulta importante señalar que las calificaciones no siempre constituyen un reflejo del desempeño de los chicos ni de los padres, pues, si bien son importantes, sólo son la forma en que se mide la memorización de conceptos y la adquisición de algunos conocimientos por parte de los pequeños. Cada niño es único, irrepetible, y tiene su propios ritmo y estilo de aprendizaje, así como dones y talentos particulares que muchas veces no se ven reflejados en las calificaciones numéricas que le otorga la escuela. Ser padre, entonces, es estar a cargo del desarrollo de un ser irrepetible, que no puede ser evaluado a través de un proceso estándar. Las calificaciones son reveladoras, pero no dicen todo sobre la maravillosa persona que cada niño es y puede llegar a ser. Hay muchas formas de ser inteligente y de triunfar en la vida. El éxito académico sólo es una de ellas y éste no garantiza el triunfo en el futuro La sobre exigencia no forma hijos fuertes, sino por el contrario, puede volverlos inseguros, sumisos o frustrados. Cuando en nombre de tener un hijo superdotado a como dé lugar, se sobresatura a los niños de estimulación y actividades extraescolares, no se respeta el desarrollo normal del pequeño y pueden obtenerse resultados muy distintos a los deseados, como hiperactividad, atención dispersa y hasta depresión. Un niño que puede tener calificaciones regulares o bajas sin sentirse juzgado de manera negativa, será un adulto que no tendrá miedo a fallar cuando sea mayor y podrá experimentar con más libertad los caminos que finalmente definirán su felicidad. Los niños no son números y, por supuesto, sus padres tampoco. Sobran ejemplos de personas poco exitosas en la escuela que han pasado a la historia por sus logros como adultos: Tomás Alva Edison, Albert Einstein, Mark Zuckerberg o Bill Gates... Por ello conviene: -Tener paciencia y empatía con los niños -Hacerse el propósito de bajar las propias pautas de sobre exigencia -No compararse con otros padres -No comparar al niño con otros niños y valorar sus esfuerzos, sin tampoco dejar de recordarle lo importante que es la escuela y comprometerse con los estudios. Felices vacaciones escolares! @Auroradelvillar Psicoterapeuta Arte: Escuela de Pueblo, de Albert Anker


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