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CÓMO SUPERAR UN DUELO


El duelo puede definirse como una respuesta muy personal ante la dura experiencia de una pérdida significativa. Todos los duelos son diferentes y cada persona los vivimos de manera distinta. La muerte no es la única forma de pérdida que existe. El fallecimiento de un ser amado suele ser difícil de transitar, pero también hay de otro tipo de pérdidas (como las materiales, las de la salud o la de sueños e ideales, etcétera) y todas pueden tener gran efecto en nosotros y producir entonces, un duelo. Si bien no existe una fórmula mágica que sirva para acelerar la sanación o para superar esta etapa sin el dolor que conlleva, hay algunas cosas que podemos hacer para que este proceso se lleve a cabo con más facilidad. • Tras el shock y el aturdimiento (que puede durar desde algunas horas hasta varios días y que es cuando decimos cosas como “No puede ser”, “Es un error”, “Es una broma”), empezamos a aceptar la pérdida como algo que no tiene solución. • Después de ese momento lo mejor es hablar con alguien más sobre nuestros sentimientos y sobre la persona fallecida -en el caso de duelo por una muerte-, o de la situación que nos aflige y darnos permiso de que fluya nuestra tristeza y, si es el caso, el llanto. • Procura rodearte de personas empáticas, cariñosas y comprensivas y si alguien más está en duelo por la misma pérdida, acércate a esa persona y ofrécele tu compañía. Evita estar cerca de personas que desautoricen tu dolor. Si no las puedes evitar, dales por su lado, pero valida tus sentimientos. • Evita llenarte de actividades para estar muy ocupado/a y así evitar tus sentimientos. Esto parece funcionar en una primera instancia, pero sólo retrasa la resolución del duelo y, eventualmente, puede patologizarlo (o sea, hacerlo enfermizo) • ¡CUÍDATE! Duerme bien, come bien, sé amable contigo y aléjate del alcohol o las drogas. Jamás han funcionado como agentes de resolución de un duelo. • Haz homenajes, rituales, donaciones en nombre de la persona que se ha ido, reafirmando tu afecto por ella y las cosas buenas que dejó en ti su paso por tu vida. • No te presiones: Cada duelo es único y, por tanto, su duración también. Lo normal es entre seis meses y un año, pero puede durar un poquito más si la pérdida fue muy, muy dolorosa. Señales de alerta: • Casi siempre los seres humanos resolvemos nuestros duelos sin ayuda, pero a veces la cosa se complica y el dolor es desbordante. Si nos damos cuenta de que no logramos avanzar y terminar con el duelo, quizá estemos hablando de un duelo crónico. • Hablamos de duelo patológico cuando, por ejemplo: o Pasan meses y la persona sigue “normal” como si nada le hubiera pasado. o ya pasaron varias semanas y el dolor la incapacita para retomar sus actividades o la persona niega la pérdida y finge que el fallecido sigue vivo o la persona se “convierte” en la persona que murió • En estos casos conviene buscar apoyo de un psiquiatra, un psicoterapeuta, un tanatólogo y/o un grupo especializado en pérdidas. A veces “Damos de alta” a quien ha sufrido una pérdida y le demandamos que deje ya de lamentarse. Aquí cabe preguntarse si no estaremos coartando un proceso natural porque, en el fondo, lo que no queremos es sufrir nosotros al ser confrontados o estamos teniendo un conflicto para manejar nuestras propias emociones ante una pérdida. Las pérdidas son inherentes a la vida. Todos, eventualmente, sufriremos más de una. Y todas, cuando son elaboradas adecuadamente, traen consigo una buena dosis de crecimiento personal . @AuroraDelVillar Imagen: Fragmento de La Piedad, de Miguel Ángel Buonarroti 


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