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MÁS SOBRE EL DUELO Y SUS DISTINTOS TIPOS


Aun cuando en México tenemos un acercamiento único y, en estas fechas, muy lúdico a la muerte, ésta constituye un tema que la mayoría prefiere evitar. Así como existen distintos tipos de pérdida, también hay muchas formas de duelo. Entre ellas: º Duelo anticipado: Se produce cuando sabemos de la inminencia de la pérdida, pero esta aún no se produce (diagnósticos terminales, finalización de un contrato laboral, irse a vivir a otra ciudad próximamente). Es muy difícil porque se desea disfrutar a la persona o situación antes de que llegue el final, pero al mismo tiempo se teme el dolor que vendrá al perderla. º Duelo ambiguo: Ocurre cuando ya no hay presencia física, pero sí hay presencia psicológica. Es decir cuando, por ejemplo, una persona desapareció pero no hay un cuerpo qué enterrar, funeral o certificado de defunción y no se sabe si el ser amado vive o ha muerto (secuestros, levantamientos, desaparición forzada); o, en otro tenor, al terminar una relación importante donde el otro sigue vivo, pero ya no está con nosotros (divorcios, término de amistades). También ocurre cuando hay presencia física, pero es como si la persona ya no estuviera (como cuando el alzhéimer o la demencia han hecho estragos en alguien amado). º Duelo secreto: Cuando perdemos algo o a alguien y eso nos produce dolor, pero no podemos contarlo a nadie más. Por ejemplo, si muere uno de los miembros de una pareja de amantes clandestinos. Es inconfesable y por eso, se vive en soledad, lo que hace más difícil de elaborar. º Desautorizado: Cuando el entorno o la sociedad no permite que se expresen los sentimientos que son producto de una pérdida. Suele pasar cuando muere algún miembro de la familia que ha sido excluido del sistema (parientes homosexuales, cuando esto constituye un estigma para la familia). O cuando se tiene una nueva pareja pero todavía no se termina de elaborar el duelo por la pérdida de la anterior. º La desautorización puede ser sutil (Si alguien dice que aún extraña a un fallecido y alguien le pregunta, sorprendido: “¿Todavía?”) o explícita: (“Vamos, no exageres, no es para tanto”). A veces, esta desautorización es auto impuesta cuando se temen las burlas o, en otros casos, comentarios morbosos, por ejemplo, ante un duelo por suicidio. º Congelado: Cuando alguien reacciona con aparente normalidad y es muy funcional después de una pérdida, quizá estemos ante un duelo congelado. Es decir, un duelo que se evita pero que eventualmente, en el momento menos esperado, hará su aparición A veces “Damos de alta” a quien ha sufrido una pérdida y le demandamos que deje ya de lamentarse. Aquí cabe preguntarse si no estaremos coartando un proceso natural porque, en el fondo, lo que no queremos es sufrir nosotros al ser confrontados o estamos teniendo un conflicto para manejar nuestras propias emociones ante una pérdida.. Las pérdidas son inherentes a la vida. Todos, eventualmente, sufriremos más de una. Y todas, cuando son elaboradas adecuadamente, traen consigo una buena dosis de crecimiento personal @AuroraDelVillar 


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